sábado, 26 de marzo de 2011

Sin Retorno


  • Drama, Suspenso, 2010. 
  • Argentina/España.
  • Direccion: Miguel Cohan.
  • Duracion: 105 Minutos.
  • Protagonistas: Leonardo Sbaraglia, Martin Silpak, Federico Luppi.
Un accidente de Transito. Un culpable con recursos que logra ocultar su crimen. Un buen tipo con mala suerte que pasaba por ahí. Un padre que lucha por justicia para la memoria de su hijo.

"Sin retorno" es una muestra mas de las ganas que tiene el cine argentino de contar historias. Sin pretensiones ni estridencias pero con humildad y gran aprovechamiento de los recursos disponibles. Con la lógica de las "historias independientes que en algún momento se cruzan" la película nos logra sumergir en un clima tenso y opresivo, no importa de que lado nos pongamos. 

Como interesante trasfondo, sin moralinas baratas, aparecen varios temas interesantes, como la justicia por mano propia y el rol de los medios en las decisiones judiciales.

Lo mejor  es la transformación del personaje de Sbaraglia, antes y después del salto temporal que sucede mas o menos a mitad de la película. El final me dejo con gusto a poco.

Para ver: Con amigos.








jueves, 17 de marzo de 2011

EN TREN


Otro día más de laburo. Se que muchos piensan que ser conductor de tren interurbano debe ser muy lindo. Mucho mas lindo que ser, por ejemplo, profesor de historia. A veces si. Como esta mañana. Salgo de la Terminal, manejando un Puma V3 eléctrico.
 A las dos o tres estaciones la veo en el andén. La saludo, me saluda, ella sonríe, yo me derrito. Y eso que la vi una o dos veces en mi vida. Con esto del facebook, MSN y twitter se conoce mas a las personas “en diferido” que en vivo y en directo.
La presión machista de hacer o decir algo inteligente y/o llamativo me lleva a invitarla a subir a la cabina, rezándole a la deidad que me quiera escuchar para que no se entere el supervisor. Sube, le tiro un par de chistes, se ríe. Tiene una risa particular, cortita pero efectiva, un “jiji” que es un balazo en el pecho. La verdad la estamos pasando bien, me cuenta de su vida, yo le cuento de la mía, quedamos en vernos cuando termine mi vuelta.
Hasta que por la otra vía, pasa un tren conducido por el Colo. Me saluda con la mano, repito el gesto. Pero hay algo que me incomoda, no se que es. El Colo no es botón, el supervisor no se va a enterar, eso no es. Ella me sonríe de nuevo, pero algo anda mal. Ya se. El tren de el Colo paso por la mano derecha, como los autos. Pero en Argentina, los trenes andan por la izquierda como los autos en Gran Bretaña, porque los trajeron los ingleses para llevarse el país a través del puerto.
Es la primera vez que me lamento ser profesor de historia, y darme cuenta que es muy poco probable que ella me sonría así o me dedique un “jiji” en la vida real. Suena el reloj, 6:30 a.m., me despierto. Otro día más de laburo. Se que muchos piensan que ser profesor de historia debe ser muy lindo. Mas lindo que ser, por ejemplo, conductor de tren interurbano. Muchas veces si, esta mañana no.

sábado, 12 de marzo de 2011

EL AMOR, ESE DEMONIO


Se supone que uno estudia para aprender. Para aprender a interpretar lo que esta vida (que no elegimos, dicho sea de paso) nos presenta día a día. Bueno, resulta que hoy me puse a interpretar (en base a lo que he estudiado) cosas que están en boca de todos pero que nadie sabe o puede definir con certeza. Por ejemplo: el “amor”.
Los científicos, especialmente los biólogos, lo definen generalmente como una forma instintiva de conservar la especie buscando la reproducción. Y en los medios masivos de comunicación se nos presenta al amor casi siempre como una serie de actitudes que un individuo tiene hacia otro: apego, extremado deseo de cercanía y exclusividad en el terreno afectivo. O dicho de otra forma, deseo de poseer a otro, haciendo que el otro sea una propiedad exclusiva de mi persona.
Personalmente, no estoy de acuerdo con ninguna de las dos. Debo confesar que elegí estas dos definiciones arbitrariamente, pero tengo una buena razón. Considero que tienen un defecto que tiene la absoluta mayoría de las definiciones de “amor” que circulan: ambas concepciones universalizan aspectos de un fenómeno particular, olvidándose de las relaciones sociales y materiales que condicionan las ideas que tenemos de la vida.
Por ejemplo: sostener que el amor es solo una forma de conservar la especie, desecha todas las relaciones que no implican reproducción, como las relaciones de amistad, el apego entre más de dos individuos o las relaciones homosexuales.
Por otra parte, la idea de propiedad exclusiva de otra persona “te quiero (para mi)” no es otra cosa que la traslación de la lógica mercantil que impera en la sociedad capitalista contemporánea  “quiero ese auto/vestido/DVD (para mi)”  al terreno de los afectos. La propiedad privada de los objetos se traslada al terreno de los sujetos.
Además se trata de una concepción plenamente individualista. Da pena escuchar a gente decir “estoy enamorada/o de fulano/a, aunque no me hace caso y se fue con otro/a”. Es equivalente a decir que el “amor” solo sale de mi mismo y no tiene respuesta del otro lado. Eso parece ser una especie de obsesión o simplemente excitación sexual, pero no amor.
Habiendo criticado estas concepciones, se supone que tendré que exponer la mía. Y efectivamente lo haré. Lo primero que tengo que decir es que el amor es una relación: no puede existir sin (al menos) otro individuo que corresponda al sentimiento. Uno no puede “estar enamorado” si el otro no esta enamorado de uno. Por eso mismo se impone la necesidad de la honestidad como forma de relación social: el otro debe saber lo que sentimos y expresarnos lo que siente. Y, en las relaciones que implican a más de dos, todos deben saber lo que pasa con todos.
Hay una frase famosa de Karl Marx, en la que él dice que es necesaria una sociedad en la que el completo desarrollo de cada uno sea la condición del completo desarrollo de todos. ¿No sería entonces el amor encontrar nuestra plenitud con el otro, en vez de sobre el otro o por debajo del otro? ¿no seria el amor tener al otro como compañero en vez de cómo propiedad o propietario? Eso, para mi, es el amor.