martes, 29 de junio de 2010

CARANCHO






Esta película cuenta la vida de dos perdedores que se creen ganadores. Lujan (Martina Guzman) es una medica recien recibida que trabaja a destajo en un hospital publico. Sosa ( Ricardo Darin) es un abogado que perdió su matricula y trabaja para una mafia que lucra con los accidentes de transito. Hasta que un dia sus vidas se cruzan y... el resto te lo imaginaras.

Lo interesante de esta película es que nos muestra una realidad que intuimos o que nos contaron, pero rara vez la vimos. Como "El Bonaerense", otra obra del director Pablo Trapero, esta pelicula tiene el merito de meternos en un ambiente tan pesado como atractivo. Para comprarse el DVD trucho y verla en tu casa.

domingo, 27 de junio de 2010

Esos Capos



Los tipos son unos capos. Saben de todo: fútbol, política, cine, música. Uno no puede dejar de asombrarse ante la capacidad de captar fenómenos incomprensibles e inaccesibles para la mayoría.

Vos le decís que te gustan las películas de Tarantino, y tu amigo el Capo te responde: “ah, porque vos no conoces a Robert Rodríguez, el Tarantino Mexicano, que lo supera en muchos aspectos”, haciéndote quedar como un boludo atómico. O le queres recomendar un disco de Piazzolla grabado en Bélgica, Dinamarca o nosedonde con el “nono” Pugliese y te sale con que hay uno mejor, que PIazzolla grabo en vivo en el central park. O le preguntas por el Che y contesta que no hay que olvidarse de Camilo Cienfuegos, que fue mas mártir, mas revolucionario y murió antes.

Hasta que un día, sale algún libro contando las peripecias de Camilo Cienfuegos y es Best-Seller, o la música de Piazzolla la escuchas en una película de Bruce Willis, o Robert Rodríguez pega un exitazo comercial que además es un peliculón, y vos vas corriendo a felicitar a ese capo que te hablo antes de que le gustara a todo el mundo.

Pero el tipo está enojado. Indignadísimo. “Ahora la gilada escucha Piazzolla y habla de Cienfuegos”, refunfuña. Y vos lo queres consolar, le decís que todo esto es bueno, antes esa gente miraba Tinelli o escuchaba a Luismi y ahora conoce algo distinto o mejor. Y el tipo te dice que no, que Piazzolla es un pro-yanqui, “no ves que ese recital es en pleno Central Park, ¿porque no vino a parque Centenario en esa época?”, y Cienfuegos es un boludo “que se hizo matar para no tener la responsabilidad de gobernar en Cuba”. Te quedas pasmado, no sabes que decir, pero te queda el último recurso: Robert Rodríguez. Y rápidamente tus ilusiones se desmoronan cuando afirma, a punto de estallar, que Rodriguez “es un latino que reniega de sus raíces, no viste que se hace llamar Robert en vez de Roberto”.

Pero… ¿Qué paso? Simple: cuando algo deja de ser exclusivo de unos pocos y se masifica, esos pocos se sienten vacíos, no pueden refregarle al mundo por la cara su conocimiento refinado. Entonces buscan un disco, un libro, una película o un mártir semi desconocidos (o desconocidos del todo, tanto mejor) para reivindicar. Porque ellos hacen la siguiente ecuación: si me gusta lo mismo que a muchos, no soy diferente, soy uno más. Y si soy uno mas, nadie me va a dar bola, no se fijan en mí porque en el fondo soy un boludo más. Y ese boludo mas decide invertir la ecuación buscando algo que le guste a pocos o no le guste a nadie, o nadie conozca. Y es así como a las dos semanas tu amigo el Capo te sale con que en Islandia viven en una ciudad subterránea y acondiciono su sótano (el de su casona de las lomas de San Isidro, que se la dejo su abuelo “que era un negrero hijo de puta pero copado porque me dejo tres propiedades y me pago un viaje a Europa cuando yo tenia 18”) para estar a la par, o que el disco de música electrónica que hizo Guillermo Vilas en los 80’s no estaba tan mal.

Y ese capo, así nomás, se desenmascara y te muestra que es un forro.