jueves, 18 de agosto de 2011

TODO SIGUE IGUAL...CON O SIN CRISTINA



Las elecciones solo son una parte de la vida política y de la estructura socioeconómica del país. Una parte medianamente representativa y distorsionada por el poder económico de los partidos mayoritarios. Aun así, el triunfo de Cristina es inapelable, y esta claro  que miles de honestos luchadores creen en el partido gobernante. Por eso es mi deber de compañero de ruta señalar mis diferencias, que no son fundamentales sino coyunturales.
Hace bastante tiempo que el PJ (con sus Moyano, Pedraza, Ishi, Curto) no significa nada bueno para el pueblo trabajador. Más bien actúan (de manera mafiosa) en contra del mismo. Lo que cambia ahora es que muchos reconocidos mafiosos se encolumnan detrás del discurso “nacional y popular”. Y en este derrotero, utilizan y arrastran la honestidad de muchos luchadores de base,  para seguir con sus negocios.
El aplastante triunfo electoral del FPV tiene, a mi entender, dos causas fundamentales. La primera es la situación económica favorable. Aclaro que es favorable en relación al año 2001, donde el país se hundía en uno de los peores desastres de su historia. La distribución de la riqueza hoy sigue siendo tan desigual como durante el menemismo.  La segunda es la falta de una oposición presentable. De izquierda a derecha, el arco opositor es lamentable, tanto en discursos como en práctica.  No hay ningún proyecto alternativo al del FPV.
Aun así, tengo que aclarar que para los trabajadores nada cambia con el triunfo del FPV. La mayoría de los trabajadores estamos en negro o desocupados. Cualquier aumento de salarios es devorado rápidamente por un proceso inflacionario inocultable. Con $100 de hoy se compra lo mismo que con $48 el año pasado. Y es notorio que toda “mejora” en las condiciones de vida (como, por ejemplo, los aumentos a los docentes o el nuevo edificio de la facultad de Ciencias Sociales) no es producto de la bondad de ningún funcionario progre, sino el resultado de duras luchas políticas y sindicales de los trabajadores, estudiantes y demás sectores populares. Y estas luchas, generalmente, terminan en violentas represiones (por parte del gobierno “nacional y popular” y sus aliados) o incluso se llevan la vida de compañeros como Mariano Ferreira o Carlos Fuentealba.
El transporte publico funciona cada vez peor, y el Estado le da $5 millones diarios en subsidios a los ferrocarriles. Los trabajadores pagamos dos veces (una con el pasaje y otra con el subsidio) viajes deplorables. Y por si esto fuera poco, los barrios populares muestran una marginalidad creciente, caldo de cultivo para la “maldita policía” bonaerense que, al igual que durante los gobiernos de Menem, De la Rua o Duhalde, libera zonas para hacer sus negocios. El gobierno tiene un doble discurso cada vez más cínico: habla de distribución de la riqueza y da subsidios millonarios a los empresarios del transporte. Habla de ley de tierras pero el agua potable es contaminada cada vez mas por las minas a cielo abierto y el petróleo esta en manos extranjeras. Habla de DDHH, pero en estos ocho años hay muertos y desaparecidos (sin condena para ningún culpable) por luchar por causas justas. Habla de nueva política y hace alianzas con lo peor de la burocracia sindical, impidiendo que sindicatos independientes del gobierno tengan representación legal.
Señalar todo esto no es ser gorila. Gorila es el que se esconde detrás del discurso populista para beneficiarse junto a sus amigos a costa del pueblo. Hay quienes señalan que el proceso argentino es similar al de Bolivia, Ecuador o Venezuela: Grave error. En esos países, la alternativa popular llego DESDE AFUERA de los partidos tradicionales. En Argentina, hay una continuidad en las practicas con un mero cambio de discurso DENTRO de un partido que hace mas de 60 años no representa a los trabajadores.
Para los trabajadores, todo sigue igual. Hasta que no construyamos nuestra propia alternativa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUCHOS ESTAMOS DE ACUERDO, EN QUE NO ESTAMOS DE ACUERDO, CON LAS COSAS COMO ESTAN, SUPONGO.